Mario NORIEGA VILLANUEVA
BICICLETEROS
De por si cuando se dan accidentes viales en los que los principales responsables son generalmente los conductores de bicicletas, triciclos y motos, porque es común verlos transitando sin el menor descaro y a pesar de que saben del riesgo que ello representa corriendo en sentido contrario y sin protección alguna. Y todavía si acaso no quedan tan lastimados, se atreven a reclamar que les paguen su artefacto que queda inservible.
Desafortunadamente, a los elementos de Tránsito y Transporte del Estado, les valla una «pura y dos con sal» como se decía antes para no usar palabrotas altisonantes e insensatas, no intervienen sino solo para exigir dinero a cada uno de los participantes en los percances en los que accidentalmente tienen que conocer. Solo para eso se toman conocimiento y todo porque con un descaro inaudito tratan de mitigar las reacciones de quienes tienen que aportar lo que se les pide porque si no, con todo y que exista buena intención de las partes por arreglarse, ordenan llevarse los vehículos al corralón donde también tienen un gran negocio porque cobran cantidades exorbitantes y sin otorgar el recibo oficial correspondiente.
Y son tan cínicos que dicen «ni modo, el jefe nos manda» y ese jefe» y hasta señalan algunas veces que si no llevan un porcentaje en efectivo diariamente por cada turno, los castigan, mínimo con tres días o una semana suspendidos de su trabajo.
Por eso, como toda es colecta por llamarle con un término correcto y honorable cómo debe ser, no respetan a nadie y por eso es que a motociclistas, ciclistas, tricicleros, les cobran cuota para permitirles circular como se les de la gana. Por eso es común ver a estos conductores circulando en total desorden, sin observar el reglamento ni la ley de Tránsito. De esta manera, los conductores de vehículos móviles tienen que «caerse con su cuerno». Ni se diga los taxistas que están obligados a cubrir una cuota por circular también pasándose los altos, estacionandose en lugar prohibido, creando terminales donde les pega la gana. Se imaginan el dineral que recaudan de cada uno de los cinco mil taxistas? Esto es la locura. Valdría la pena una inspección y su consiguiente auditoría a la Delegación de Tránsito.¿No creen? Y de acuerdo con el resultado, ejercer la ley.
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